Para cumplir con su plan
la muerte se ha disfrazado
de alumna de una primaria
que a clases ha regresado.
Suéter, calcetas y falda
con alevosía robó
a una inocente criatura
a quien su cara mostró.
Cumpliendo la obligación
de un cubrebocas portar
cubrió su rostro espantoso
para su identidad ocultar.
Las ocho ya van a dar
y el paso lleva apurada,
para llegar a la escuela
al iniciar la jornada.
Encuentra por el camino
a niños adormilados
andando sin entusiasmo
por sus madres apurados.
La pandemia terminó
o al menos es lo que opinan
políticos y autoridades
que el regreso determinan.
“Al cabo que los maestros
y el personal directivo,
recibieron ya una dosis
de la vacuna CanSino”.
Que “la escuela es muy segura”
afirman sin vacilar
convocando a los infantes
que se han negado a vacunar.
“Fueron muchas vacaciones
de maestros y estudiantes”
afirman con arrogancia
políticos ignorantes.
Con entrega y voluntad,
empatía y resiliencia,
los maestros se rifaron
en toda la contingencia.
Es por ello que este año
la muerte sin dilación
ha decidido llevarse
a los profes al panteón.
No encontrará resistencia
al meterlos al cajón,
pues se encuentran agotados
de ingratitud y traición.
Resistieron el COVID,
trabajando sin cesar,
renovando su docencia
para poder innovar.
La USICAM los traicionó
y su paciencia quitó,
sin mayor explicación
reglas y fechas cambió.
Tres condiciones le ponen
a la muerte en asamblea
para entregar su vida
en las manos de la fea.
La primera es que asegure
que en la vida subsecuente
no haya grupos de Whatsapp
que su descanso atente.
“Explíqueme la tarea”
pide un padre en la madrugada,
pues dice que su hijito
nomás no ha entendido nada.
Con firmeza y convicción
exigieron a la muerte
para aceptar el pacto,
su segunda condición.

Que ponga en ataúdes
cerrados con mil candados
y deposite en el hades
en lugares alejados,
modelos educativos y
proyectos reformados.
Consejo Técnico Escolar,
excelencia educativa,
Nueva Escuela Mexicana,
y descarga administrativa.
El calendario escolar
y sus nuevas ocurrencias
deberán ser enterrados
por fingir benevolencias.
La tercera condición que pusieron los maestros
a la catrina siniestra,
es que no lleve con ellos
a Delfina, la maestra.
El poder la ha enfermado
y su alma ya ha vendido,
al acreedor que en Palacio
el mandado le ha comido.
Toma nota muerte horrenda
democracia sindical para aceptar la mortaja,
es el tercer requisito para incluir en tu agenda,
sin líderes que desconozcan al que de verdad trabaja.
El sistema educativo no valoró su misión,
les negó reconocimiento y escatimó el apoyo.
Flores y veladoras llevan ahora al panteón
llorando con hipocresía por los que están en el hoyo.
Sergio Dávila Espinosa
Twitter: @sdavilae
1 de noviembre de 2021