Por: Marlene Martínez Alavez
Fotos Marlene Martínez Alavez
La vigésima sexta sesión de la Conferencia de las Partes (COP26) celebrada en Glasgow, Escocia, cerró sus trabajos sin soluciones definitivas, lo que pone a la humanidad frente a una encrucijada ambiental sin retorno. La organización internacional ambientalista Greenpeace advierte que los acuerdos alcanzados durante la COP26 son débiles y el objetivo de estabilizar el calentamiento global a 1.5 grados centígrados es lejano y desalentador.
En este sentido, la directora de Greenpeace Internacional, Jennifer Morgan, señaló en un comunicado que “aunque el acuerdo reconoce la necesidad de reducir las emisiones en esta década, esos compromisos se han dejado para el año que viene», y agregó “si esto es lo mejor que pueden hacer los gobiernos, no es de extrañar que las nuevas generaciones estén furiosas con ellos «. Y es que los países participantes en la cumbre reconocieron un fallo colectivo en las acciones emprendidas para evitar el calentamiento del planeta, además de la necesidad de aumentar sus planes de recorte de emisiones de gases de efecto invernadero. Durante la cumbre también se materializó otra petición para que los países reduzcan gradualmente el carbón y los combustibles fósiles, sin embargo, los acuerdos no vislumbran resultados positivos.
La meta lejana de 1.5 grados centígrados
Según un informe presentado por el Grupo Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) es probable que el calentamiento global supere los 1.5 grados centígrados entre los años 2030 y 2052 si continúa aumentando al ritmo actual. En dicho estudio se deja claro que el incremento a 2 grados centígrados traería daños irreparables, como por ejemplo, la desaparición de los arrecifes de coral, uno de los ecosistemas más sensibles e importantes del planeta y la elevación del nivel global del mar.

Además explica el informe que los fenómenos meteorológicos serán cada vez más extremos y recurrentes, desde la presencia de lluvias excesivas en algunas regiones del planeta y sequías catastróficas en otras. Millones de personas en todo el mundo podrían enfrentar condiciones de estrés por calor para el año 2100 si continúan los niveles actuales de calentamiento global, según los expertos. Eso es al menos cuatro veces más que los afectados hoy en día.
Ante este panorama, el IPCC advierte que para cumplir la meta de 1.5 grados centígrados habrá que disminuir las emisiones dióxido de carbono (CO2) en un 45% para el año 2030. Y para 2050 las emisiones deben alcanzar el cero neto, lo que significa que las emisiones deben compensarse por mecanismos que absorban el gas, como la restauración de los bosques, o tecnologías que lo capturen y lo almacenen en forma subterránea.
Sin embargo, para lograr el cero neto las energías renovables deben representar del 70 al 85% de la electricidad mundial para 2050, un objetivo aún lejano sobre todo en países poco desarrollados, por lo que los resultados están muy por debajo de lo que se necesita para cumplir los objetivos del Acuerdo de París.
Con las políticas actuales el planeta va camino de aumentar la temperatura global en al menos 2.7 grados centígrados este siglo, según un balance elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Si se cumplieran todas las promesas y compromisos de cero emisiones netas hacia 2050, explica el informe, se podría llegar a un aumento de 1.8 grados centígrados a final de siglo, una estimación que «está lejos de ser una noticia positiva».

Hay que mencionar que Estados Unidos y los Unión Europea son los principales responsables históricos del calentamiento global, a quienes se suman China, India y Brasil, cuyo efecto invernadero aumenta a medida que crecen económicamente. Estas cinco economías conforman tan solo el 55% de las emisiones mundiales. El rápido incremento de los gases de efecto invernadero es un problema grave debido a que está cambiando el clima tan rápido que algunos seres vivos no pueden adaptarse. Igualmente, un clima nuevo y más impredecible impone desafíos únicos para todo tipo de vida y escenarios de no retorno que terminarán por afectar cada rincón del planeta.
A pesar de este panorama adverso, los objetivos de frenar el calentamiento global dentro de los acuerdos de la COP26 quedaron muy lejos de concretarse, perdiendo así una nueva oportunidad para de fijar objetivos más ambiciosos y reales para el futuro.