COLUMNA: ENFOQUES PEDAGÓGICOS ACTUALES FUNDAMENTOS FILOSÓFICOS DE LA DIDÁCTICA DESARROLLADORA

Dr. C. Ramón Alipio Fundora Simón  

Metodólogo de la Dirección de Grados Científicos de la Universidad Agraria de la Habana República de Cuba. Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Invitado del Campus Tequis, de la Universidad de Tangamanga. S.L.P. México.

Dr. José Zilberstein Toruncha.

Rector del Campus Tequis, de la Universidad Tangamanga. SLP.

Doctor en Ciencias Pedagógicas.

El fundamento filosófico esencial que sostiene la Didáctica Desarrolladora es la dialéctica materialista, perspectiva filosófica que, según Cardentey, et al. (2015): analiza los objetos, procesos y fenómenos en constante movimiento y cambio en sus interconexiones y presuposiciones, y en su surgimiento, desarrollo y transformaciones nos revela la unidad del contenido y estructura de la realidad, de su reflejo en nuestro pensamiento y del método de pasar de lo que conocemos a lo que no conocemos. (p. 31) 

La dialéctica materialista es resultado de la fusión de la lógica, la dialéctica y la gnoseología, es decir, la capacidad de aglutinar las teorías del pensar, del desarrollo y del conocimiento, unión que permite sostener la Didáctica Desarrolladora desde presupuestos ontológico, gnoseológico, lógico, epistemológico, metodológico, axiológico y teleológico.

Ontológico en tanto se reconoce la existencia de esta manera de apreciar el proceso de enseñanza aprendizaje en la comunidad científica educativa de nuestra área geográfica. Gnoseológico porque posee un sistema de conocimientos adquiridos mediante la experiencia educativa en su comprensión teórica y práctica. Lógico porque el sistema de conocimientos que la sustenta está estructurado en un marco conceptual definido y con niveles de relaciones de conceptos subordinantes o entrecruzados. Epistemológico ya que se valida por el carácter científico que autores le confieren al poseer objeto de estudio, campo de acción, principios y categorías.

Metodológico porque propicia asumir un conjunto de procedimientos racionales utilizados para alcanzar los objetivos de la enseñanza, las tareas que requieren la unidad entre los conocimientos y las habilidades intelectuales y docentes, la selección de uno o varios métodos de enseñanza aplicable a determinado objeto estudio y las características individuales y grupal de los estudiantes.

Axiológico porque es condición básica la unidad de los valores con el conocimiento y las habilidades en la formación del sujeto. Teleológico porque el fin de la Didáctica Desarrolladora, en unidad con la Pedagogía, es la formación integral de la personalidad en lo científico técnico, humanístico, axiológico, ético, estético, seres humanos cultos, competentes, independientes y creadores.   

La base que permite esta elucidación, la constituyen los principios, categorías y leyes de la dialéctica materialista, común denominador que poseen las ciencias de la educación para guiar la teoría y la práctica educativa, no solo para interpretar el mundo interior y exterior del ser humano, sino también transformarlo, lo más importante.

En la Tabla 1 se argumenta la relación entre los principios de la dialéctica materialista y la Didáctica Desarrolladora.

Tabla 1

Relación entre los principios de la dialéctica materialista y la Didáctica Desarrolladora

Principios de la dialéctica materialistaElementos esencialesSustento para la Didáctica Desarrolladora
ObjetividadLas representaciones y nociones del hombre, deben concordar con la naturaleza objetiva de los objetos, hechos, fenómenos y procesos que existen independientemente de su con-ciencia y se encuentran siempre en transformación y movimiento.Permite considerar la unidad de lo objetivo y lo subjetivo, del objeto y el sujeto en el proceso de enseñanza aprendizaje. Ayuda a comprender en su integridad la relación entre el proceso educativo y el proceso de enseñanza aprendizaje para así orientar las actividades docentes.
Análisis histórico–concreto (historicismo)Para una correcta valoración de los objetos, hechos, fenómenos y procesos, considera importante las condiciones, el lugar y el tiempo en que estos se manifiestan en su sucesión cronológica y evolutiva.El hombre es un ser social, resultado de un determinado desarrollo histórico, en el que la actividad (trabajo) la comunicación y la educación han tenido y tienen un papel esencial. La enseñanza y el aprendizaje no pueden existir separado de la socialización de los sujetos, como expresión de determinadas condiciones sociales que se dan en un momento dado y lugar definido espacialmente, nexo que promueve una relación estrecha entre lo individual y lo social.
Concatenación universal de los objetos, hechos, fenómenos y procesosEs la ley más general de la existencia del mundo. Expresa la interacción de todos los procesos materiales e ideales que influyen en los objetos, hechos, fenómenos y procesos en su desenvolvimiento histórico. Es decir, formula la unidad interna de todos los elementos y propiedades en cada sistema íntegro, así como los nexos y relaciones infinitamente diversos del sistema dado con los sistemas y fenómenos que lo rodean. En este principio se materializa la relación dialéctica entre los principios de la FML.El proceso de enseñanza aprendizaje, al igual que el proceso educativo, es un complejo, amplio y multifactorial, que integra todas las influencias educativas (familia, escuela, comunidad, medios de comunicación), que influyen y determinan en las diversas esferas del desarrollo del estudiante (biológica, psicológica y social). Aunque el proceso de enseñanza aprendizaje tiene lugar fundamentalmente en la clase, puede desarrollarse en otras actividades (extradocentes y extraescolares), vistas como sistema de relaciones íntegras que tienen al alumno en su centro.

En el contenido de la tabla anterior se expresan categorías que tienen una relevante importancia en la fundamentación filosófica de la Didáctica Desarrolladora, cuyo tratamiento es necesario. Las categorías desde una visión filosófica, actúan desde el punto de vista epistemológico como contrarios que se excluyen y presuponen mutuamente, que solo se analizan de manera aislada desde una visión metodológica ya que en la práctica actúan como un par dialéctico. Las categorías que serán tratadas en lo sucesivo son las siguientes: lo natural y lo social, lo objetivo y lo subjetivo, objeto y sujeto, actividad y comunicación.

La relación de lo natural y lo social parte de los diferentes enfoques en que se ha manifestado el problema de la unidad de la naturaleza y la sociedad en el pensamiento histórico-filosófico. Uno de los enfoques que trata la problemática está sostenido en la dialéctica materialista, que asume la unidad del mundo: a partir de la unidad de la naturaleza y la sociedad en su interacción presupone la consideración de dos teorías que argumentaron científicamente la solución de este problema. Por una parte, la teoría de Darwin acerca del del origen de las especies a partir de la selección natural y por otra parte la teoría de Marx y Engels acerca del origen de la sociedad a partir del trabajo. Ambas teorías poseen una fuerza metodológica para el análisis de la naturaleza y la sociedad. (Cardentey, et al., 2015, p. 282)

Carlos Darwin (1809-1882) fundamentó que toda la diversidad de los actuales organismos vivos transcurrió desde una cantidad ínfima de embriones unicelulares en un proceso de desarrollo muy largo del mundo animal. A este eminente científico natural le corresponde el mérito de haber demostrado: “el origen del hombre a partir de sus antepasados animales” (Cardentey, et al., 2015, p. 283).

Por su parte, Carlos Marx (1818-1883) y Federico Engels (1820-1895) demostraron el origen natural de la sociedad a partir del mundo animal y además, la diferencia cualitativa de la primera con respecto al segundo, enfatizando en el papel jugado por los factores sociales, que permitieron a aparición del hombre y la sociedad, la diferenciación cualitativa de éstos con respecto a la naturaleza y la misma vez la reproducción del vínculo material, en que el trabajo corresponde el papel esencial (Cardentey, et al., 2015).

Sobre la base de la correlación de los factores naturales y sociales y el papel que estos factores jugaron en el proceso de antropogénesis, la filosofía dialéctica materialista considera al hombre como unidad dialéctica de lo natural y lo social, desde un enfoque que admite la unidad de la naturaleza y la sociedad a través del análisis de lo natural y lo social y específicamente de lo biológico y lo social, perspectiva que: “presupone la interrelación recíproca de factores biológicos y sociales en el proceso de antroposociogénesis” (Cardentey, et al., 2015, p. 288). 

Para la Didáctica Desarrolladora la unidad dialéctica de lo natural y lo social manifestada en la interrelación recíproca de lo biológico y lo social es de importancia cardinal: “Por cuanto el desarrollo orgánico (del niño) se realiza en un medio cultural, se convierte en un proceso biológico históricamente condicionado” (Vigostky, 1987, p. 22).

Desde la perspectiva vigostkiana, la relación de lo biológico y lo social se asume como: “principio de la unidad, aunque no identidad, entre lo biológico y lo social que debe tener en cuenta la irreductibilidad y diferencia entre estos niveles que componen el ser humano, así como la penetración recíproca, su unidad indisoluble” (Yaque, 2003, p. 40).

La relación entre lo natural y lo social, la aprecia el autor que suscribe como condición primicia para entender la relación entre las categorías lo objetivo y lo subjetivo . Lo objetivo es lo perteneciente al objeto o determinado por él. Aplicado a los objetos reales, este concepto indica, que las cosas, las propiedades y las relaciones existen fuera e independientemente de nosotros. Aplicado a las representaciones, a los conceptos o los juicios, señala la fuente de nuestro saber, la base material del mismo. (Rosental y Ludin, 1981, p. 344)

Relacionado con lo objetivo está el otro concepto que conforma el par dialéctico, lo subjetivo, que expresa la propiedad de las percepciones, argumentos y lenguaje basados en visiones del sujeto, que pueden estar influidos por los intereses y deseos particulares del mismo, sin dejar de pensar que las cosas se pueden apreciar desde diferentes puntos de vista, aunque en ocasiones se aprecien desde una posición personalista, desde el subjetivismo, como la vista desde un punto.

La unidad de lo objetivo y lo subjetivo, tiene como resultado: “… la elevación del papel y la efectividad de lo subjetivo, es decir, de la actividad creadora del sujeto” (Cardentey, et al., 2015, pp. 87-88). La subjetividad humana es la que hace posible el desarrollo del conocimiento en dirección a la verdad, expresada en las interpretaciones y valores del sujeto marcados por la experiencia, cúmulo de hechos vividos que se acumulan durante toda la vida (Cardentey, et al., 2015).

De las posiciones teóricas analizada el autor del artículo infiere que para la interpretación de la relación entre lo objetivo y lo subjetivo serían válidos los criterios siguientes:

  • La unidad dialéctica entre lo que existe fuera de la conciencia del hombre y el reflejo de esa realidad traspolado a la cabeza del hombre.
  • La dialéctica subjetiva refleja la dialéctica objetiva.
  • El papel determinante y determinado del objeto, que se revela en ambos conceptos como categoría esencial.
  • El papel activo de lo subjetivo en tanto propicia la creatividad, la capacidad de producir soluciones originales a fenómenos y procesos.

Para la comprensión hombre-mundo, la relación entre lo objetivo y lo subjetivo es importante porque permite comprender el nexo entre lo externo y lo interno, vínculo que permite apreciar: “Aspectos de un objeto o de un proceso que se distinguen por su lugar y por su papel que ocupa en la estructura de un todo” (Rosental e Iudin, 1981, p. 187).

Según los autores citados, la categoría de lo externo refleja el aspecto superficial del objeto, directamente accesible a los sentidos, a la realidad que existe fuera del objeto. La categoría de lo interno refleja el aspecto esencial del objeto o proceso. Lo interno no se haya dado de manera inmediata y llega a conocerse a través de lo externo, a través de su manifestación.

Para la Didáctica Desarrolladora de perspectiva dialéctico materialista, el análisis de la relación entre lo objetivo y lo subjetivo, que deviene en nexo entre lo externo y lo interno es esencial para entender los procesos de externalización e internalización, el tránsito de lo interpsicológico a lo intrapsicológico.

La comprensión de la relación entre lo objetivo y lo subjetivo permite establecer el nexo entre las categorías objeto y sujeto. El objeto: “es o bien una cosa o un constructo (pero no las dos simultáneamente)” (Bunge, 2008, p. 2). Por el concepto cosa se entiende desde el punto de vista filosófico: “Cualquier parte del mundo material con existencia hasta cierto punto independiente y estable. La cosa se caracteriza por la totalidad de propiedades a través de las cuales está ligada a las otras y entra en interacción con ellas” (Rosental e Iudin, 1981, p. 88).

Por otra parte, un constructo, objeto conceptual u objeto ideal es la clase de equivalencia de procesos cerebrales derivados de la abstracción, de la ideación, que es un proceso concreto del cerebro y también de la comunicación, que es un proceso físico y social concreto. De esta fusión natural-social obtenemos constructos: “conceptos, (en particular, predicados), proposiciones y cuerpos de proposiciones, por ejemplo, teorías» (Bunge, 2008, p. 37).

En la filosofía dialéctica materialista las categorías sujeto y objeto están íntimamente relacionadas. “Por sujeto se entiende al hombre que obra y conoce activamente, está dotado de conciencia y voluntad. Por objeto lo dado por el conocimiento o aquello hacia lo que está orientada la actividad cognoscente u otra actividad del sujeto”. (Rosental e Iudin, 1981, p. 443)

Desde esta perspectiva filosófica la relación sujeto-objeto presupone que:

  • El objeto existe con independencia del sujeto, pero a la vez lo considera formando una unidad.
  • El sujeto mismo en otra relación es objeto, por lo que se subordina a leyes objetivas, de ahí que no existe un piélago de principio entre sujeto y objeto.
  • La base de su interacción se halla constituida por la práctica histórico-social de la humanidad.
  • A partir de la práctica es posible que el hombre pase a ser sujeto, proceso que lo convierte en una unidad bio – psico – social – individual – histórica – concreta.
  • En la práctica los hombres operan con objetos, como resultado de la actividad.

Estas apreciaciones permiten comprender la relación entre las categorías actividad y comunicación. La actividad caracteriza la función del sujeto en el proceso de interacción con el objeto, es decir, el “(…) nexo específico del organismo vivo con lo que lo rodea” por lo que “establece, regula y controla la relación mediata entre el organismo y el medio”. (Rosental e Iudin, 1981, p. 4)

Para que se establezca esta relación la actividad: es estimulada por la necesidad, se orienta hacia el objeto que da satisfacción a esta última y se lleva a cabo por medio de un sistema de acciones; presupone la existencia de la psique en el organismo y al mismo tiempo, constituye la acción básica de que aquella surja; es la fuerza motriz que impulsa el desarrollo de la psique misma (Rosental e Iudin, 1981, p. 4).

Es valioso el criterio de los autores citados al expresar que hay que distinguir las formas elemental y superior de actividad: “La primera es propia de los animales; estriba en la adaptación instintiva (instinto) del organismo a lo que le rodea. La segunda, que surge de la primera, modificándola, constituye una característica exclusiva del hombre”. (Rosental e Iudin, 1981, p. 4)

Asimismo, es válido el criterio que al hombre desarrollar la actividad la diferencia en externa e interna. La primera se compone de actos específicos que el hombre realiza con los objetos reales valiéndose de movimientos (…) la segunda se produce ‘en la mente’ por medio de las ‘acciones intelectivas’; en este caso el hombre no opera con los objetos reales ni efectúa movimientos auténticos, sino que se vale de las imágenes de unos y otros”. (Rosental e Iudin, 1981, p. 5)

El análisis de las posiciones teóricas permite al autor que suscribe inferir que la actividad:

  • Está condicionada por la relación naturaleza–sociedad.
  • Es superior en el hombre, está históricamente determinada y que la realiza con una finalidad.
  • Posee un carácter social y, por tanto, está determinada por las condiciones sociales de vida.
  • Tiene un motor que la impulsa hacia el cumplimiento de un objetivo: la necesidad. La necesidad está acompañada por el motivo, que funge como estímulo.
  • Presupone determinada contraposición del sujeto con el objeto de la actividad.
  • Se clasifica en elemental y superior y en externa e interna.

Para la Didáctica Desarrolladora el análisis de la relación entre el sujeto y el objeto y de la actividad y la comunicación es fundamental para entender el concepto de mediación, que según Vigostky, citado por Bermúdez y Lorenzo (2003) se manifiesta en dos formas: la influencia del contexto sociohistórico (los adultos, colegas, actividades organizadas, etc.) y los instrumentos socioculturales que utiliza el sujeto (herramientas y signos).  

La actividad según criterio de Pupo, (2007) puede ser práctica, gnoseológica y axiológica. La actividad práctica está determinada objetiva y materialmente por la realidad natural y social en que transcurre la acción humana. La práctica es inconcebible sin la necesidad social, los intereses, los fines, los medios y condiciones que le sirven de premisa. La actividad gnoseológica es una forma especial de la actividad espiritual del hombre, condicionada por la práctica que refleja la realidad y la reproduce en forma de conocimiento que se expresa en principios, leyes, categorías, hipótesis y teorías. La actividad axiológica aborda el objeto a partir del prisma de su valor, es decir, en su significado moral, político, estético, utilitario, científico, ideológico.

Esta toma posición, a juicio del autor del artículo, aprecia a la actividad como un proceso:

  • Recíproco: en el que se fusiona dialécticamente actividad práctica-actividad gnoseológica-actividad valorativa.
  • Creativo: de capacidades del hombre en todas sus manifestaciones.
  • Mediatizado: del hombre y la realidad, que integra la historia pasada y presente y proyecta la futura.
  • Comunicativo: no se circunscribe sólo a la relación sujeto-objeto sino también a la relación sujeto-sujeto.

La categoría comunicación es asumida como “los nexos y vínculos que se establecen en las relaciones intersujetos. En el proceso de comunicación tiene lugar intercambio de actividad, donde el factor valorativo ejerce una función importante desde el punto de vista teórico-metodológico y práctico” (Pupo, 2007, p. 65).

Esta posición supera el reduccionismo promovido en numerosas investigaciones dirigidas al área cognitiva que centraron el “análisis de la personalidad más bien en la relación sujeto-objeto” (González, et al., 1995, 70). Es por esto que hacia la década del 60 del pasado siglo “comienza a remontarse con fuerza en la psicología marxista la necesidad del estudio de la comunicación como vía para abordar aspectos fundamentales del mundo interno del hombre”. (González, et al., 1995, p. 71)

Abordar el mundo interno del ser humano evidencia que “en la comunicación se revela todo el sistema de influencias entre los hombres, donde la actitud valorativa y la crítica constructiva devienen fuerza renovadora y factor esencial en la creación social”. (Pupo, 2007, p. 67).

Para los profesionales de la educación estudiar la comunicación explica como: “se da la comprensión entre los hombres y su actividad conjunta, como estos llegan a ‘entenderse’ en todas las esferas y grupos sociales en el que participan durante su vida, ya sea en grupo familiar, de juego, estudiantil, laboral, etc.” (González, et al., 1995, p. 66). 

Los autores citados determinan como elementos comunes y esenciales de la comunicación los siguientes:

  • Está condicionada al lugar que ocupa el hombre dentro del sistema de relaciones sociales que es a la vez resultado y condición del proceso de producción. La producción de bienes materiales se materializa en el trabajo, que es la forma básica e históricamente primaria de la actividad del hombre.
  • Se da entre los hombres como resultado de su actividad, es derivación de la relación trabajo–desarrollo evolutivo–lenguaje. El hombre necesitó relacionarse con otros hombres en la medida que se hacía más compleja su actividad laboral, esta actividad más compleja desarrolló sus órganos y a su vez suscitó la necesidad de comunicarse con sus semejantes y dio origen al lenguaje.
  • Representa una forma de interrelación humana, expresada en cómo los hombres interactúan y a su vez, una vía para la interacción.
  • Constituye un elemento trascendental en el funcionamiento y formación de la personalidad, determinado por el papel que ocupa el hombre en el sistema de relaciones sociales y la actividad que el mismo cumple.

Los elementos anteriores permiten comprender la comunicación desde una concepción sistémica del hombre y la actividad. El hombre es tan complejo como la actividad y las relaciones sociales que condicionan su esencia.

Finalmente, se coincide con Pupo, (2007) al apreciar la comunicación como intercambio de actividad, proceso objetivo en el cual cada sujeto en función de la satisfacción de sus necesidades e intereses proyecta sus fines, en una relación sujeto-sujeto, en las que se manifiestan recíprocamente los componentes cognoscitivos y valorativos y el intercambio de actividad personifica relaciones cognoscitivas, prácticas y valorativas. 

Para la Didáctica Desarrolladora la relación entre el objeto y el sujeto y la actividad y la comunicación, derivados de la relación de lo natural y lo social, es igualmente trascendental porque permite comprender desde postulados filosóficos los rasgos social, individual, activo, de colaboración, significativo y consciente del proceso de enseñanza aprendizaje (Rico, et al., 2004).

En este sentido, para entender, sobre la base de los rasgos descritos, que el proceso de enseñanza aprendizaje sostenido en la Didáctica Desarrolladora, garantiza, a decir de Castellanos, et al. (2001) en el individuo la apropiación activa y creadora de la cultura, propiciando el desarrollo de su autoperfeccionamiento constante, de su autonomía y autodeterminación, en intima conexión con los necesarios procesos de socialización, compromiso y responsabilidad social, organizado a partir de niveles de desarrollo actual y potencial de los estudiantes, con la finalidad de formar una personalidad integral y autodeterminada, capaz de transformarse y transformar la realidad en un contexto sociohistórico concreto, es necesario la comprensión de las categorías lo natural y lo social, lo objetivo y lo subjetivo, objeto y sujeto, actividad y comunicación, esencia de este artículo.

Invitamos a los lectores de la Columna a un próximo artículo que versará sobre los fundamentos sociológicos de la Didáctica Desarrolladora.

REFERENCIAS

Bermúdez, R. y Pérez, L. (2003). La teoría histórico cultural de L. S. Vigostky. Algunas ideas básicas acerca de la educación y el desarrollo psíquico. Editorial Pueblo y Educación.

Bunge, M. (2008). Tratado de filosofía. Volumen 1. Sentido y referencia. Buenos Aires, Gedisa.

Cardentey, J., et al. (2007). Lecciones de Filosofía Marxista-Leninista. Tomo I. Editorial Pueblo y Educación.

Castellanos, D. et al. (2001). Hacia una concepción del aprendizaje desarrollador. Colección Proyectos. Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona. La Habana. Cuba,

Cardentey, J., et al. (2015). Lecciones de Filosofía Marxista-Leninista. Tomo II. Editorial Félix Varela.

González, V. et al. (1995). Psicología para educadores. Editorial Pueblo y Educación.

Leontiev, A. N. (2003). Actividad, conciencia y personalidad. Editorial Pueblo y Educación.

Pupo, R. (2007). La actividad como relación sujeto -objeto. Editorial Félix Varela.

Rico, P. et al. (2004). Proceso de enseñanza – aprendizaje desarrollador en la escuela primaria. Teoría y práctica. Editorial Pueblo y Educación.

Rosental, M. e Iudin, P. (1981). Diccionario filosófico. Editorial de Ciencias Sociales.

Vigostky, L. S. (1987). Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores. Editorial Científico – Técnica.

Yaque, E. (eds.). (2003). El problema de lo biológico y lo social. En Selección de Lecturas. Psicología del Desarrollo. Editorial Pueblo y Educación.

Zilberstein, J. y Silvestre, M. (2005). Didáctica desarrolladora desde el enfoque histórico cultural. Ediciones CEIDE. México.

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