La conmemoración del día internacional de la mujer, nos debe llevar a pensar de forma muy objetiva en la verdadera esencia de esta celebración, se habla de un día para recordar esa lucha por la inclusión, por la igualdad, por la participación de la mujer en la sociedad de forma activa, pero esto también debe llevarse al plano laboral, en el cual las mujeres han demostrado ampliamente la capacidad no de competir, porque creo que desde ahí estaríamos hablando en un término peyorativo de un ganador y un perdedor que en un entorno de IGUALDAD, no debería ser aplicado, puesto que en una competencia hay un ganador y un perdedor, más bien, las mujeres han demostrado tener el mismo talento y ejercer un papel igual de importante que un varón.
Sin embargo, esto que suena tan equilibrado y entendible para la sociedad tan racional e incluyente en la que vivimos, (sí, estoy siendo sarcástico), es tristemente una utopía, al menos en México, específicamente en lo que a oportunidades laborales se refiere. Se habla de que las mujeres pueden tener las mismas oportunidades laborales que un hombre, pero del dicho al hecho, el trecho es más grande de lo que quisiéramos ver en pleno 2022.
El 43.6% de las mujeres en edad productiva en nuestro país trabajan, en todos los sectores y niveles organizacionales, sin embargo, son muy pocas las que pueden ocupar un lugar de liderazgo en su empleo, esto se debe a que la realidad en cuanto a igualdad, derechos y condiciones laborales en nuestro país para las mujeres trabajadoras no garantiza el acceso, la permanencia y mucho menos el aseguramiento de un plan de carrera y crecimiento para ellas.
Si llevamos esto a la parte económica, descubrimos que lastimosamente el sueldo de una mujer con respecto al de un hombre en nuestro país es 19% menor ejerciendo el mismo trabajo bajo las mismas condiciones, considerando, según el INEGI, que es la Ciudad de México y el estado de Baja California Sur, son los que mejores condiciones para el desempeño laboral de las mujeres, por lo que, si vives en Puebla, Tlaxcala, Chiapas o cualquier otro estado de la república, las condiciones pueden ser aún más alarmantes.

La pregunta importante que debemos hacernos es la siguiente, ¿Por qué mujeres no?, es la pregunta dolorosa que sé que, a muchos reclutadores, jefes de personal y líderes de equipo (hombres claro), les incomodará mucho responder, pregunta que en “versión oficial” dirán que no tiene cabida, pero que, en círculos de confianza, muchos de ellos sí expresan (te lo dice un profesional con casi 25 años de experiencia), y es que, se sigue considerando a la mujer como diferente, inferior o “débil”, para la ejecución de ciertos trabajos, para jornadas extendidas, para niveles de presión altos, dicho de otra forma mujeres no, porque son frágiles, es la forma de justificar y profesionalizar un oculto machismo, que existe pero no se acepta, vamos a llamarle “machismo de closet” y que termina por disolver las oportunidades de trabajo y de crecimiento para muchas mujeres que tienen todos los elementos para desenvolverse profesionalmente.
Mujeres no, porque no puedes hablarles “derecho”, mujeres no porque luego pues cómo las pones a hacer cosas pesadas, mujeres no porque son muy delicadas, mujeres no porque cómo las dejas salir tarde, mujeres no porque imagínate si les gritas, pues ya te metiste en una bronca, mujeres no, mujeres no, no y NO, son solo algunas de las excusas que en mis años de experiencia he escuchado a la hora de contratar para “justificar” la desigualdad entre hombres y mujeres, desigualdad que es un mero paradigma que nuestra sociedad no ha logrado romper.
En términos profesionales y formales, así como no profesionales e informales (refiriéndome con esto a cualquier tipo de trabajo u oficio) el panorama es el mismo, las mujeres sufren una relegación por el sólo hecho de su sexo, esto, claramente se llama desigualdad de género, pero laboralmente se ha camuflado muy bien bajo los criterios de selección que he mencionado líneas arriba.
Vamos ahora unos pasos atrás, a la casa, al hogar, a la educación en el seno familiar, en el cual, a las niñas, se les sigue educando diferente, porque son niñas se les activando el chip de “Tú no puedes o no debes porque eres niña” tú debes jugar a la comidita porque eso juegan las niñas, tal vez te suene exagerado, pero son estos los estereotipos que cuando se mantienen en una sociedad, en la edad adulta se convierten en el verdugo que no permite la igualdad, se les enseña a creer, tanto a niños como a niñas, que “las mujeres son distintas”, ¿no es una incoherencia educar haciendo hincapié en diferencias, para llegar a adultos y defender igualdades?

Consideremos también que la mujer, sigue corriendo con una carga mayor, los hijos, el hogar, el cuidado del marido, el súper, la comida, los quehaceres, que dicho sea de paso “son las consecuencias de la educación con base a paradigmas” que hace que la mujer tenga menos libertad de ejercer su vida profesional con respecto a un hombre.
Es importante que abramos la discusión, ¿es necesario saber el sexo de un candidato para saber si es apto para un puesto?, no vaya a ser que estemos dejando de lado el talento, por los paradigmas. Todos los seres humanos somos iguales, el talento, como los perfumes puede venir en distintos envases, solo es cuestión de atrevernos a pensar un poquito diferente.
Entonces qué, talento sí y mujeres… también ¿no?, ¿qué dices?

Ing. Saúl Sánchez Ruiz
Tecnólogo.
@SaulSanchezRuiz