Regreso a este espacio semanal de reflexión sobre temas que nos atañen a los interesados en la educación después de unas semanas de pausa durante las cuales sucedieron varios hechos que me hacen pensar que la educación en nuestro país cada vez se parece más al performance de un mago que con una mano nos muestra una realidad maravillosa mientras con la otra esconde su origen artificial y logra como con en el público infantil de una fiesta de cumpleaños, no sólo engañarnos, sino que disfrutemos maravillados del engaño y hasta lo festejemos aplaudiendo con entusiasmo.
Y así, durante estas semanas que #INNtenseando se mantuvo en pausa, se publicó por fin en el Diario Oficial de la Federación el llamado Plan de Estudios de Educación Básica y posteriormente también se anunciaron el Nuevo Marco Curricular Común para la Educación Media Superior y los nuevos Planes para las Normales. El gran problema es que como prestidigitadores de fiesta infantil con una mano nos dijeron que se trata de un modelo curricular que transformará la educación en nuestro país, cuando en realidad se trata de un manifiesto ideológico-político que no aterriza ni concreta en cambios pedagógicos de fondo.
La excesiva retórica antineoliberal, el perverso cambio de nombre a los conceptos que ya manejan los docentes para que parezcan novedosos y la absurda forma en que se iniciaron los mal-llamados “Talleres intensivos de Formación Continua para Docentes para los Nuevos Planes y Programas de Estudios” convertidos en sesiones de relajación y conexión emocional con nuestro yo del pasado, permiten inferir en que al menos por varios años más los maestros seguirán enseñando de la misma forma que lo hacían incluso desde antes de la reforma peñanietista.
Y es que sólo alguien iluso o cegado por el poder puede creer que, porque algo se escribe, se legisla y se publica, transforma la realidad. Si así fuera, la Cartilla Moral que se repartió al inicio del sexenio hubiera tenido algún efecto a favor de la concordia, la honestidad o la seguridad pública. Si así fuera, ese otro manifiesto ideológico que se presentó en lugar del Plan Nacional de Desarrollo en el que en lugar de programas se enunciaron consignas como “Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie”, “No dejar a nadie atrás, no dejar a nadie afuera”, “Economía para el bienestar”, “No más migración por hambre o por violencia” habrían tenido algún tipo de incidencia en la vida pública nacional.
Y no estoy diciendo que las decisiones tomadas sean inocuas, pero habrá tiempo para que el magisterio las conozca y defina su apropiación o resistencia, como siempre ha sido, más allá de los discursos oficialistas. Si la guía de trabajo para los talleres de formación de los docentes fue modificada a unas horas de su implementación, si a unos días de iniciar el piloteo de los planes como se anunció, ni siquiera queda claro si se realizará y en qué escuelas, resulta plausible pensar que muchas cosas cambiarán de aquí al inicio del curso 2023-2024.

Por otro lado, el pasado lunes, el presidente de México presentó una nueva función de su conocido show de prestidigitación al relatar un presente inexplicablemente maravilloso, aunque inexistente, en todos los terrenos de la vida pública, incluyendo claro está, la educación, término que sólo mencionó cuatro veces y tema al que dedicó cinco párrafos.
“En materia educativa y cultural destaco que luego de la pandemia, poco a poco hemos regresado a la normalidad; mis respetos a las maestras y maestros de México; son, de verdad, apóstoles de la enseñanza y por eso atenderlos y mejorar sus condiciones laborales es un compromiso ineludible”.
En el primero afirma que “luego de la pandemia (SIC), poco a poco hemos regresado a la normalidad” y llama a los maestros “apóstoles de la enseñanza”. ¿Luego de la pandemia?, ¿Acaso la OMS declaró el fin de esta?, ¿Acaso los niños no siguen asistiendo a la escuela con la obligación de usar cubrebocas?, ¿A qué normalidad se refiere el presidente que omite hablar de los efectos de la pandemia, mismos que no se conocen con certeza pues no se ha realizado un diagnóstico formal sobre si existió pérdida de aprendizajes, ni política alguna de su restauración y olvidando también que esta normalidad expulsó a 520 mil estudiantes de acuerdo con las cifras oficiales?, Por mi parte, rechazo el calificativo de “apóstol de la enseñanza” que tramposamente se usa para no tratarnos como profesionales, ni dotar al sector educativo del presupuesto y los medios que por obligación el estado debe proveer. Eso de “apóstol de la enseñanza” combina muy bien con lo de la “pobreza franciscana”, ambas expresiones utilizadas para beatificar la abnegación y satanizar la ambición.
Como ejemplo, tenemos la grosera contradicción de instaurar la obligatoriedad de realizar una prueba diagnóstica estandarizada diseñada y administrada por MejorEdu, aunque esto se contraponga con el discurso oficialista de Marx Arriaga al que estas pruebas le provocan “un impulso eléctrico que le recorre el cuerpo y cala hondo”. Para la aplicación de esta prueba, las escuelas que tienen computadoras e internet pueden realizarlas en línea, pero aquellas que no, deben imprimir cuadernillos y hojas de respuestas, sin que se les haya proporcionado ni un solo peso para esta finalidad. ¿Acaso se espera que los apóstoles de la enseñanza pongan de su bolsa el importe de las copias o que se lo cobren a los padres de familia para que después sean mirados con desconfianza?
“Informo que hemos basificado a 650 mil trabajadores de la educación y se aumentaron más los salarios a los que ganan menos. La relación con los dirigentes del SNTE y de la CNTE es de diálogo y atención a sus demandas. Aun cuando por la pandemia se suspendieron las clases por más de un ciclo escolar, en todo el tiempo que llevamos gobernando no se ha registrado ningún paro y los maestros y las maestras no han dejado de asistir a las aulas a enseñar a niñas y niños”.
En el segundo párrafo afirma que han basificado a 650 mil trabajadores de la educación sin ceñirse al ámbito temporal del año que se debe informar y omitiendo mencionar que a la fecha son miles los maestros de Educación Media Superior que pertenecen a la Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI) a los que se les prometió este derecho y que el gobierno federal a través del subsecretario Juan Pablo Arroyo se comprometió a resolver, sin cumplir, a más tardar el 31 de agosto.
“Esa propaganda vulgar, sucia de que los maestros no trabajaban y eran rebeldes sin causa ha quedado en el basurero de la historia, así como la llamada reforma educativa neoliberal y privatizadora que la engendró; ahora, con la participación y consenso del magisterio nacional, también con la participación de madres y padres de familia, se han aprobado los nuevos contenidos educativos, verdaderamente científicos y humanistas, que ya se darán a conocer en los primeros nuevos libros de texto”.
Su tercer párrafo en lugar de informar nada, arremete una vez más, cómo podría faltar, contra la reforma educativa del sexenio anterior, autocalificando los contenidos de los nuevos planes y programas como “verdaderamente científicos y humanistas”, mismos que se darán a conocer en los nuevos libros de texto. Por lo que este párrafo, en lugar de informar nada, tiene el sello de un discurso de campaña que descalifica el pasado con una mano y con la otra te hace creer ver un futuro maravilloso.
“Se sigue aplicando y extendiendo el programa La Escuela es Nuestra; desde el inicio hasta finales de este año habrán recibido presupuesto para el mantenimiento de instalaciones educativas y atención a estudiantes pobres 113 mil comités de madres y padres de familia; es decir, estamos a punto de atender, de llegar al 66 por ciento de todas las escuelas, de todos los planteles de educación básica del país”.
Se habla del programa que sustituyó a las escuelas de tiempo completo, en las que en lugar de dar condiciones para que los niños coman y puedan estudiar durante una jornada extendida que permita a las madres y padres de familia trabajar, se asignan recursos directamente a las asociaciones de padres de familia, quienes libremente deciden en qué gastarlo de acuerdo con su percepción de necesidades. Puede ser que quieran pagar a $60 pesos la hora extra a un maestro, pero también pueden decidir que sería mejor comprar balones de fútbol, colocar vidrios o subsanar los destrozos del vandalismo sobre las escuelas. Programa que ya ha dado las primeras evidencias de problemas en cuanto a la cuestionable rendición de cuentas o falta de la misma en numerosas escuelas.
“Además del histórico número de becas otorgadas en este gobierno, repito: 11 millones; ya están funcionando 145 universidades públicas con distintas carreras del sistema de educación superior Benito Juárez García; donde estudiarán en este ciclo escolar 64 mil alumnos de pueblos y municipios marginados y añado que se crearán 55 universidades más, estas últimas para la formación de médicos y enfermeras, a fin de revertir el déficit de profesionales de estas especialidades”.
Finaliza su informe en materia educativa, señalando números, aquí sí, que presume maravillosos como el número de becas que se reciben y el número de escuelas gansito mal-llamadas universidades y rematando nuevamente con una promesa, ¿o debería decir amenaza? Que no corresponde con lo realizado sino con lo proyectado idealmente.

Como mago de fiesta infantil que improvisa su espectáculo en un rincón de la casa frente a unos cuantos asistentes sentados en sillas alquiladas, el okupa de Palacio Nacional repitió su ya desgastada rutina en un rinconcito que escogió para utilizar como telón de fondo los murales de Diego Rivera, poniendo en una mesita como si fuera una chistera, un falso libro que supuestamente contiene su 4º informe de gobierno y recitando, de acuerdo con el conteo que realizó Luis Estrada, 120 afirmaciones que no pueden comprobarse, 50 promesas y 3 afirmaciones flagrantemente falsas; que los asistentes aplaudieron cómplices de la fantasía.
No cabe duda que hasta en los magos hay clases. Tratando de emular a David Copperfield nos encontramos con una burda imitación de Beto el Boticario.

Sergio Dávila Espinosa
Twitter: @sdavilae
INNtenseando forma parte del proyecto INNdocentes.
5 de septiembre de 2022